"No sé exactamente cuánto tiempo ha pasado, pero en determinado momento siento que alguien se acerca. Es un gordito de aspecto bonachón, más bien bajo, rondando los cuarenta y vestido con chores de basquetbolista y una chaqueta azul oscuro. 'Mucho gusto, Teófilo' dice sin más. 'Vengan conmigo'"